Arte en la Casa Bardín. Encuentro de la exposición Del misterio de la vida y de lo creado de Mónica Jover
Arte en la Casa Bardín. XXIX
El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, en su apuesta por la cultura y el arte, organiza entre sus diversas actividades las exposiciones que como ciclo Arte en la Casa Bardín toma el nombre de la sede del Gil-Albert. Inició su andadura en el año dos mil doce con el formato artista/comisario, encuentro y visitas guiadas, que mantiene, en cada una de las muestras individuales. En una primera etapa fueron propuestas por la Comisión Asesora del Departamento de Arte y Comunicación Visual Eusebio Sempere. A partir del año dos mil quince, el doctor José Ferrándiz Lozano, director del Gil-Albert, impulsa el primer concurso público de Arte en la Casa Bardín con una selección de diez propuestas presentadas en los años dos mil dieciséis y dos mil diecisiete, reseñadas al final del catálogo.
En ese último año se convocó el segundo certamen de Arte en la Casa Bardín para seleccionar diez exposiciones con el objetivo de acercar las prácticas artísticas contemporáneas en la programación de exposiciones de este dos mil dieciocho y del dos mil diecinueve. Han sido seleccionadas las propuestas de los siguientes artistas y comisarios:
Roberto López / Antonio Barroso
Mónica Jover / Isabel Tejeda
Rosell Meseguer / José Luís Martínez
Alberto Vicente Santoja / Gabriel Songel
BYE / Zanora Coperías
Lola Lorente / Gertrudis Gómez
Jorge Burillo / Juan F. Navarro
Xavi Carbonell / María José Gadea
Cayetano García Navarro / David Trujillo
José Antonio Hinojos / Iván Albalate
Cada propuesta se sitúa en el marco de la creación actual, en un universo definido por la obra del artista y las aportaciones del comisario. Se define en lo multidisciplinar, en la pintura, el collage, la instalación, la fotografía, la escultura, la gráfica, el cómic, la ilustración, el dibujo, lo audiovisual, la performance, la didáctica y un abanico abierto a las diversas modalidades artísticas y creativas. La muestra titulada MI, se conforma entre otras, con dibujos, con historias de cómic, que Lola Lorente dibuja y también ilustra, en las viñetas de sus obras. Crea sus personajes los recrea línea a línea conformando su particular universo. También crea piezas escultóricas de trapo que se relacionan con algunas de las ilustraciones.
Juana María Balsalobre
DEL MISTERIO DE LA VIDA Y DE LO CREADO: MÓNICA JOVER
El pasado año, Mónica Jover (Alcoy, 1973) realizó en su ciudad natal una intervención en la que el proceso investigador que comenzó a caminar en 2015 hacia la pintura expandida llegaba a su clímax. Se trataba de una intervención en La Capella (De lo que sí percibimos), una antigua arquitectura religiosa convertida hoy en espacio expositivo. Colocó una pieza que representaba una gran piedra tallada (¿una joya? ¿un bifaz de sílex?), en el interior de una hornacina rococó de la que emanaban hilos que conectaban este espacio con otra obra colocada más abajo. Como si la piedra fuera el corazón que todo lo bombea, como si la energía natural se expandiera como hilos de luz.
Si los misteriosos paisajes de su pintura en Construcción natural (2005) o Paisajes de la memoria (2006) caminaron progresivamente hacia un proceso de minimalización en el que la tela subrayaba la idea del horizonte -proceso de resta que paradójicamente suma recordando los espacios emocionales, místicos y vibrantes de Rothko- en De realidades aparentes (2013) la idea de la veladura, ganó tridimensionalidad. Como si el hilo que conforma el lienzo pudiera escaparse del mismo e independizarse buscando otras posibles fórmulas más allá de la planitud, de la flatness greenbergiana. Así, Jover comenzó a utilizar la hebra, aún contenida, como línea con la que dibujar (Ubicación 1) o a envolver el bastidor con hilos ligeros de colores que jugaran a travestirse de veladuras tan transparentes que permitieran atravesar la tela dejándonos entrever la madera; son obras que desvelan con delicadeza la trampa de la representación, su tramoya. Se trata de una línea de piezas que Jover continúa generando y que encontramos, en la actual exposición del Instituto Juan Gil-Albert, en obras como Del otro lado 03 o el friso El viaje. El hilo parece ayudar a encontrar un camino; es como una guía que, como la madeja de Ariadna, conduce de las tinieblas del laberinto a un lugar otro que se construye como la intersección entre la escena de la representación y el ámbito de lo contingente.
Mónica Jover interviene en los distintos espacios de estas salas escapando de lo acotado como ámbito expositivo para realizar un cuestionamiento que visibiliza sus rincones o conecta sus diferentes alturas. De nuevo el hilo, que flota de una pieza a otra, genera perfiles indefinidos y obras que nunca se cierran. Esta muestra visibiliza un momento de madurez personal que cuestiona los materiales, la propia pintura, lo ya hecho y lo por hacer… un magma de incertidumbres que acaban fusionándose sin pretender permanencias, celebrando la precariedad de un fino hilo que ata a sabiendas de que puede ser fácilmente desatado, que aspira a ser más idea en el aire que realidad materialmente demostrable (Fragmentos de tiempo). También resurgen ecos de sus primeras series de paisajes, a veces como atmósferas abstractas en suspensión y evanescentes (Cosidos o Dúo 1+1); en otras el pespunte une retales de piezas rescatadas del almacén de la autora y, a modo de patchwork, sirve de celebración de las tradiciones femeninas heredadas de nuestras madres.
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